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Raíces culturales del Ecuador

Recomendaciones para mantener y desarrollar nuestras raíces culturales

Que nuestras raíces culturales perduren depende de acciones en el fondo y en la forma.

Por ejemplo, que va a pasar con nuestras comunidades indígenas, con sus costumbres y tradiciones...? Están condenadas a desaparecer. ? Sin duda, no. Nuestra obligación es evitar que ello ocurra.

Hay grupos indígenas que están solitarios y apartados en razón de la propia geografía, como las tribus del Oriente, mientras otras, están incorporadas y cercanas a lo que llamamos civilización, como ocurre con las comunidades serranas que ocupan campiñas cruzadas de carreteras y caminos.

Para las tribus orientales, como los Huaoranis o Aucas, los Schuaras y Aschuaras, los Alamas y Quechuas, la solución sería la de respetar su hábitat en razón de que ellos están plenamente incorporados a la selva y a todos los fenómenos naturales que en ella se dan, su supervivencia y forma de vida está conectada con el manejo de la flora y de la fauna en términos naturales. Entonces, hay que reconocerles esa tierra y esa selva, entregándoles grandes áreas que pueden constituirse en parques naturales donde los visitantes respeten no sólo las condiciones del parque en sí, sino a sus habitantes y a su forma de vida. Allí, la explotación de recursos tendría que desaparecer, porque ésta puede afectar esas condiciones naturales que se trata de preservar. En las áreas que rodeen los parques la explotación tendría que ser limitada y cuidadosa, sujeta a normas especiales para evitar contaminación y destrucción. Felizmente, ya se ha comprobado que es más importante para la humanidad que la cuenca amazónica permanezca como factor de la ecología del planeta, lo cual, ayuda a entender mejor que el habitante de la selva también es parte de ese equilibrio natural que se trata de preservar.

En el de fondo, debemos reconocer que el indígena ecuatoriano tiene siglos aferrado su tierra porque depende de ella. Esto es algo que no todos podemos entender, aunque si miramos nuestros campos veremos --como en los tiempos inmemoriales de los primeros asentamientos-- que las viviendas están desperdigadas ya que cada una corresponde a un pedazo de tierra de cultivo. Si tomamos conciencia de nuestra propia utilidad, tenemos que reconocer que de aquello depende nuestra diaria alimentación, pues, son los campesinos los que en base a su apego a la tierra, permanecen en ella amándola, cultivándola y dándonos el alimento.

 

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